En el periódico Expansión del lunes 12 de diciembre de 2011 se publicó un artículo de José Antonio Pérez (Director de la Cátedra Inmobiliaria del Instituto de Práctica Empresarial) con el que coincido plenamante.

Lo transcribo a continuación:

Mientras un sector de sectores, actividad de actividades como es el inmobiliario y la construcción navega por mantenerse a flote –tratando de estabilizar el negocio, al menos en 100.000 viviendas visadas, iniciadas y esperemos que construidas para el 2012–, otros están más pendientes de sus balances, ratios y patrimonio, enzarzados en una negociación del tipo perder-perder que no aporta riqueza, ni empleo, ni actividad, salvo traspaso de activos y cancelación aparente de deuda. Pero la oportunidad sigue estando en el mismo sitio, y parece que nadie la ve.

Las cifras demuestran la evidencia y crítica de la situación, ya que 100.000 viviendas es el volumen de obra que existía en España en los años 60 ¿tiene algo que ver nuestras necesidades actuales con las de antaño? 300.000 millones de euros en crédito promotor siguen estancados sin digestión desde el 2008 y el drenaje del stock baja lentamente.

Al menos las compraventas de los inmuebles parecen estabilizarse en las 800.000 operaciones, a pesar de bajar sensiblemente el número de hipotecas para quien desea, necesita y puede comprar un inmueble ajeno al circuito financiero.

Destaca especialmente que las compraventas que crecen son las de extranjeros, digo vecinos europeos, cuestión estratégica –“de Estado”, diría–, ya que no hay mejor exportación que importar capital a través de la venta de activos, generando el efectodo minó hacia los sectores servicios y agroalimentario por el consumo de los nuevos residentes.

Algunos ya lo han visto, y están rediseñando el concepto inmobiliario clásico, rompiendo el axioma del valor del suelo y un suelo vale lo que su vuelo. Pues se acabó, un suelo vale lo que un cliente está dispuesto a pagar por el uso y disfrute del activo que desarrollemos, gestionemos y explotemos sobre dicho suelo.

Apartir de este concepto, inicialmente en laboratorio desde marzo 2007, y actualmente en el mercado en forma societaria, con capital riesgo, inversión privada, triangulando, con alianzas de la cadena de valor, etcétera, pero sin financiación bancaria, se están abriendo paso los primeros proyectos que arrancan en el cliente, su diseño, sus necesidades, su capacidad de pago… y finalizan en él mismo, incluso con la demolición, rehabilitación y mejora del concepto inicial, ya que sus necesidades cambian.

Paradójicamente, hasta los ayuntamientos están agilizando los planeamientos, la gestión urbanística. Ahora hasta aportan el suelo, e incluso desaparecen las cesiones. Saben muy bien el efecto empleo inmediato, posterior y recaudatorio de la generación de nuevos proyectos soportados todos ellos en lo inmobiliario.

Todo sea por activar la construcción, puesto que sin ella no va a haber recuperación.